Los seres humanos somos seres que limpiamos. Pero esto no significa llegar al extremo de pulir y dar brillo a todo nuestro entorno. Si observamos un poco, comprendemos que la limpieza es una actividad que establece un equilibrio cómodo entre la naturaleza y la obra humana.
Los seres humanos somos los únicos animales que crean ciudades y entornos, adaptándolos a nuestras necesidades. Esta es la razón por la que el entorno que ha sido modificado por los seres humanos de acuerdo con sus necesidades se escribe “人工” en japonés, que literalmente sería la combinación de “humano+trabajo/arte/ingenio”, y que puede traducirse como “obra humana”. La obra humana debe ser cómoda, pero cuando proliferan materiales que son excesivamente destructivos o invasivos para la naturaleza, como el plástico o el hormigón, la gente comienza a echar en falta la naturaleza. Sin embargo, si dejamos completamente por sí sola a la naturaleza, el polvo y las hojas caídas se acumularían, y las plantas crecerían incontroladamente. Probablemente esta sea la razón por la que los seres humanos han vivido hasta ahora con una aceptación moderada y, al mismo tiempo, una supresión moderada de la naturaleza.
Incluso cuando construimos una casa o arreglamos un espacio exterior, resulta de mal gusto si los aspectos artificiales son predominantes. Es mejor dejar que la naturaleza siga su curso hasta cierto punto: no quitar demasiadas hojas caídas, ni cortar excesivamente la vegetación. El secreto de la limpieza se encuentra quizás en descubrir un equilibrio; lugares en los que la naturaleza y la obra humana luchan una con otra, como la orilla del mar, donde las olas que rompen bañan las arenosas playas.
En 2019, fuimos por todo el mundo fotografiando escenas en las que la gente aparecía haciendo limpieza. Esto fue antes de que COVID-19 asolara el mundo. Y hemos estado preguntándonos si la esencia misma de los seres humanos no se encuentra de forma latente en la labor diaria y común de la limpieza, algo que trasciende culturas y civilizaciones. Actualmente, cuando el mundo entero se ha detenido, estas fotos y vídeos nos hacen añorar nuestras rutinas cotidianas. Por mucho que la tecnología avance en el futuro, las personas somos seres vivos, y adoptamos un ritmo de vida que resuena perpetuamente en lo más profundo de nuestros organismos. Podemos seguir avanzando hacia adelante, dejándonos guiar por este ritmo interno natural.